Thursday, April 15, 2010

Contrabando de Miradas. A Taste of the Caribbean







Se puede
ser turista y mirar sin mirar, seleccionar lo que uno quiere ver, lo exótico, lo”caribeño”, el bronceado de un sol que no es el nuestro. O se puede elegir ser observador, un observador que en silencio se come a prisa hasta donde alcanzan a ver los ojos y notar el espejismo que ofrece las empresas turísticas y si se quiere, mirar más allá y ver como este imaginario va transformando la vida de quienes han vivido toda o gran parte de su vida en estas zonas caribeñas, exóticas, turísticas.

Las comunidades que visitamos en Quintana Roo, a saber, Bacalar, Mahahual e Xcalak estaban conformadas en su mayoría por gente nacida ahí, pescadores que migraron en su juventud a la zona, instancias gubernamentales y religiosas. De las tres, Bacalar parece ser la única que conserva su composición espacial de índole colonial española, en la plaza principal se ubica el palacio de gobierno, en frente a este el fuerte de San Felipe y a un costado la escuela “Cecilio Chi”, sin embargo, la Iglesia no se encuentra en el espacio público principal, sino a dos calles oculta tras una barda cuya entrada no coincide con la puerta principal del recinto. En cuanto a la religión en esta zona la mayoritaria es la católica y en ocasiones se puede encontrar un templo protestante.

En Mahahual pudimos observar la explotación indiscriminada del espacio y los recursos en pro del “Ecoturismo”, lo que ha ocasionado la casi "extinción" de su población original, los pocos que aun se resisten a irse viven en casas de madera y techos de lamina. La composición social de este puerto ve una transformación: turismo nacional, internacional de la mano con los inversionistas extranjeros, como los italianos, los han construido sus hoteles a cada lado de las pequeñas vivienda; por ejemplo la de don Víctor, pescador en su juventud, ahora renta su pedacito de tierra al turista que quiera acampar en ella y a las masajistas (20 dólares el masaje) del cual cobra una comisión. “Para qué irme de mojado, si aquí puedo ganarme mis dólares” nos comentó.



A pesar de ser parte del proyecto Costa Maya, los pobladores de esta zona no se ven beneficiados directamente. Por ejemplo en Bacalar, “Pueblo Mágico” desde el 2007, está viendo la llegada de grupos humanos que vienen de otras partes del interior de país así como del extranjero que llegan para ofrecer productos artesanales al turista.
Las tres comunidades mantienen nexos con Belice, ya sea por la religión, como el caso del santo patrono de Bacalar San Joaquín, así como por vínculos filiales y de comercio, principalmente con la Isla de San Pedro que se encuentra a dos horas aproximadamente en lancha.

Por su parte la sociedad Beliceña de la costa se compone por Garífunas, asentados principalmente en Hopkins, mestizos, gente de Guatemala, Salvador, y en las últimas décadas, a partir de la independencia del país en 1981 también chinos y gente de la India. La composición del espacio difiere a la que se encontró en México, aquí no se encuentra una plaza principal en donde recidan los poderes, el estado queda representado por una estación de policía. Existe una diversidad más amplia en cuanto religiones siendo algunas la católica, la adventista, mormona, metodista, y al igual que en Quintana Roo, asentamientos menonitas, entre otras. En las seis comunidades la educación llega al nivel básico, recayendo, en Belice, en manos de las diversas agrupaciones religiosas, quienes reciben un incentivo del gobierno. En caso de que la familia pueda pagarlo pueden mandar a los hijos a las capitales para que continuen con sus estudios. En esta zona pudimos observar que por lo general se trata de asentamientos humanos cuyas familias son extensas, siendo el núcleo la figura de la mujer quien tiene a su cargo la educación y el cuidado de los hijos, que por lo general ascienden a más de tres por familia y casi siempre las mujeres tienen hijos a edades tempranas.
La vida de los habitantes de las seis comunidades se va transformando, unas más vertiginosamente que las otras, con la presencia del turismo y los inversionistas extranjeros, pues hacen de su principal medio de subsistencia los empleos que estos les ofrecen en sus negocios y la "identidad" que pueden venderle al turista. La importancia del turismo resalta en el espacio ya que en su geografía van apareciendo complejos turísticos como los hoteles, bares y restaurantes, infraestructura para servir al turista, como es el caso del Aeropuerto “Maya Island Air” en Placencia que se ubica en el centro de la población. Sin embargo se deja de lado aspectos importantes para el desarrollo de las comunidades, como proporcionar una educación y servicio médico de calidad. Tal descuido ocasiona que prácticamente su economía recaiga en los empleos que ofertan para ellos los hoteleros y el subempleo dirigido al turista.

Dado que el censo del 2008 (Haz click aquí) marca un crecimiento lento de población manteniendo un promedio de crecimiento desde los últimos tres años en 2.30% con una elevada mortandad. Queda una cuestión que no pudimos resolver: puesto que en los cementerios son escasas las lapidas y en cada familia hay un mínimo de tres hijos por pareja, queda contrastar las gráficas con la realidad y resolver ¿Cuáles son las principales causas que ocasionan la elevada mortandad y a qué edad son más frecuentes los decesos? En cuanto a la distribución poblacional, llevada de la mano con el turismo, pudimos observar en la gastronomía un hecho cultural relevante. Esta se caracteriza por estar hecha principalmente a base de pescado, frutas, principalmente el plátano y el coco. Si se toma en cuenta la gastronomía tradicional de esas zonas, sin embargo, con la introducción del turismo y el constante crecimiento de las ciudades ha influido de manera notable en la política y cultura de los habitantes de estas zonas. En este orden de ideas se entiende que las distintas manifestaciones culturales de estas zonas han sufrido variaciones con el paso de los años. Así en las diferentes poblaciones la economía, el arte, la gastronomía han tenido varias transformaciones con el paso de los años.
La gastronomía como parte importante de la cultura, ha sido influenciada por otro tipo de platillos, y es importante señalar la comercialización de estos platillos y la entrada de empresarios extranjeros, con la intención de invertir en estas regiones. A continuación se comentarán algunos aspectos relacionados con la gastronomía de los distintos lugares que fueron visitados.

Bacalar: durante el recorrido se observaron distintos establecimientos que ofrecían comida yucateca, esto debido a su cercanía con la región. También existen restaurantes que servían pescados y mariscos, e incluso un restaurante vegetariano. Generalmente estos lugares están al servicio del turismo nacional y extranjero.

Xcalak: es importante señalar que los habitantes de esta zona costera están dedicados a la pesca, por ello hay gran variedad de platillos hechos a base de pescado y mariscos. También existen algunos restaurantes que están a disposición del turismo e incluso algunas casas particulares. Cabe destacar que los precios de estos platillos son elevados.

Mahahual: a diferencia de los lugares visitados con anterioridad, en esta zona se aprecian numerosos lugares donde se consumen desde pescados y comida local hasta platillos internacionales como pizzas, pastas, hamburguesas, entre otros. Los precios son un poco elevados (desde $80 por platillo)

Hopkins: al llegar nos percatamos de la gran variedad de comercios propiedad de inmigrantes chinos. Existen diversas casas que al mismo tiempo eran establecimientos para comer. En ellos se ofrecían desde desayunos hasta comida tradicional beliceña como rice and beans con pollo, o gibnut (especie de rata endémica). Platillos hechos a base de pescados y mariscos. También se ofrecen platillos ligeros como empanadas de pescado entomatado y pan de plátano, acompañados con bebidas de frutas y la tradicional cerveza Belikin.

Placencia: diversos restaurantes, de comida china, comida tradicional beliceña. También existen puestos callejeros de fast food, que ofrecían guisos a base de pollo, res o puerco. Los precios eran más bajos que en Dangriga y Hopkins.

Dangriga: se acostumbra el pescado guisado de diversas maneras. Pero encontramos diversos sitios que vendían tamales, tacos que eran una variedad del ya conocido burrito. Y encontramos sitios en los que se ofrecían platillos mexicanos, como los panuchos. Los precios eran similares a los de Hopkins. Es importante destacar la presencia de inmigrantes chinos en la región.

Así como la comida, nuestro interés viajó por otro tipo de representaciones culturales como la música, el arte y las áreas de representación de estos, como museos o la calle. Con el interés de conocer el arte y las producciones artísticas contemporáneas. Intentamos encontrar en los lugares visitados centros artísticos que pudieran mostrarnos qué es lo que actualmente se está produciendo, siempre tomando en cuenta la importancia del turismo en dichos lugares, de manera que teníamos la intención de averiguar si había un arte o artesanía destinado al turismo, cuáles eran, y en qué medida el turismo influía en la producción artística.
Bajo este interés encontramos datos interesantes. En Quintana Roo únicamente en Bacalar hallamos proyectos culturales de música y pintura. Bajo la dirección del prof. José Montalvo, coordinador del fuerte de Bacalar, varios grupos de niños y adolecentes tomaban clases de pintura con la intención de representar un primer acercamiento para experimentar con el color. José Montalvo es el maestro de pintura, de formación autodidacta, con influencias de pintores tales como el “Bacalao” que también es de Quintana Roo. También encontramos otros espacios donde se fomentaba el arte, como la casa de la cultura, la casa del escritor, etc. El estilo del grupo de pintores en Bacalar es principalmente surrealista o abstracto. Un dato interesante es que existe una comunicación e influencia artística entre los pintores de Bacalar y los de Belice.
En Xcalak y Mahahual pudimos observar que la creación se encuentra enfocada a la artesanía con un fin comercial. La producción artesanal que se vendía estaba elaborada en base a materiales de madera y conchas, y eran producidas localmente, sin embargo, al caminar por el malecón de Mahahual también encontramos un sinfín de artesanías provenientes de Guatemala, Chiapas, Yucatán, sombrillas chinas, y algunos trajes “tradicionales” que eran un hibrido de varias prendas de diversos estados de México.

Al cruzar la frontera y entrar a Belice se nos dificultó un poco el trabajo. Los pueblos beliceños no tienen una estructura colonial tradicional española, es decir con un centro, una catedral o iglesia, etcétera, por lo que los museos o talleres no eran tan usuales como en México, en el sentido de destinar un espacio específico donde se encuentre únicamente el arte. No obstante Dangriga posee un museo Garífuna, asísmismo, encontramos el famoso taller de Austin donde se producen tambores y cerca de Hopkins hallamos una ex-plantación llamada Serpon Sugar Mill.
Si bien, tanto en Hopkins como en Placencia y Dangriga encontramos casas de artesanías, o negocios que exponían sus pinturas enfocadas al turismo. Comparando un poco la pintura que se producía en Quintana Roo y Belice nos dimos cuenta que en el primer lugar hay una presencia de la raza negra, blanca e indígena en sus pinturas. En Hopkins la pintura está enfocada principalmente a paisajes beliceños y algunas pinturas representadas por negros sin rostro, mientras en Placencia lo que se vendía en los lienzos era únicamente el paisaje, animales y vegetación sin ningún tipo de presencia humana, lo que resulta interesante ya que Hopkins es una sociedad formada principalmente por raza negra y que Placencia está vendiendo gran parte de sus territorios a turistas o inversionistas. Todo esto nos hizo pensar que resulta más cómodo y atractivo vender únicamente los paisajes sin menciones de razas, y al hacer esto se prefiere promover una cultura afín para el interés de los inversionistas.

Sin embargo observamos que Belice no necesita un museo Garífuna, ni proyectos culturales tal cual para trasmitir el arte y la cultura. Los Garífunas son una cultura viviente que podemos observar en las calles, la gente, la música, en las artesanías propias de la region y en la lengua que es transmitida de generación en generación.

Para finalizar podríamos decir que encontramos en Belice una cultura viva, distinta a la de México, pero en ambos países hay un uso y una relectura del Arte y la historia, que se adapta a los intereses sociales, políticos, económicos etc. Al encontrar una producción más artesanal enfocada al turismo en la mayoría de los lugares visitados, nos hace pensar que finalmente el turismo ocasiona una cultura comercial hibrida y por lo tanto difusa.

En cuanto
a la música y partiendo de Bacalar, encontramos que la proclamación de esta población como "Pueblo Mágico" ha dado paso a una seria inversión por parte de las instituciones gubernamentales en lo concerniente a cultura. Los encargados del centro cultural de Bacalar están satisfechos con esta nueva situación. El grupo musical Ecos del Fuerte, que agrupa adolescentes entre 14 y 16 años es buen ejemplo de ello. En Xcalac y Majahual hay poca presencia de músicos locales, pero el hecho de que se quiera explotar el turismo hasta sus últimas consecuencias, ha llevado a los propietarios de los bares a contratar músicos beliceños, por ejemplo. También hay músicos ambulantes de México DF y algún grupo de cumbia. Aún esto está por explotar y se hace de cara al turista y por ende obedece más a las leyes de oferta y demanda que al interés por mostrar una música que sea patrimonio local. Hallamos una ausencia de una casa de la cultura, o bien de un lugar que aglutine la producción artística local.

Por su parte Belice mula música como patrimonio intangible y de transmisión oral. Los tambores se enseñan de generación a generación, al igual que la danza. También, hay una estrecha relación estrecha entre música y lengua. Los cantos garífuna son a la vez una manera de preservar la lengua y la poesía, últimamente se ha convertido en una buena forme de subsistencia. Los músicos locales han entrado en contacto con productores extranjeros y éstos han ayudado a los músicos a entrar en las esferas de la producción y enfocar su música de cara al futuro.

Esta relación es ambivalente, pero al parecer los músicos no tienen acceso a los costosos estudios de Belize City.

Es interesante a la vez que mucho de los habitantes de la esta zona, se identifican conscientemente con la cultura garífuna y de alguna manera desdeña al Creole por ser proveniente de un linaje de esclavos, esto se refleja en las expresiones musicales y el prestigio de una lengua en detrimento de la otra. En otras palabras, se sienten identificados con la idea de un pueblo guerrero y libre que nunca fue sujeto de sometimiento. Sin embargo, la música que en principio era un elemento que caracterizaba ciertas actividades de la cultura garífuna, por ejemplo la pesca o los rituales religiosos, se ve relegada a un entretenimiento para turistas, que escuchan los tambores garífuna mientras saborean las delicias preparadas por un chef.

En poblaciones como Placencia, hallamos una fuerte presencia de otras músicas y lenguas, fruto de la actividad heterogénea propia de la zona. Es un buen ejemplo el festival que por dos días tomaba las calles del pueblo, donde se podía escuchar reggae o hip-hop.
Al parecer la convivencia es pacífica y gran parte de los pobladores hablan español, garífuna e inglés, por ejemplo.
También es de notar que algunos pobladores han manifestado un malestar en cuanto a la preservación del patrimonio cultural Garinaga. Si bien es cierto que la UNESCO nombra esta cultura como patrimonio intangible de la humanidad hacia el 2001, no se palpan proyectos estatales que involucren a la población de pequeñas poblaciones como es el caso de Hopkins, en aras de conservar dicho patrimonio. El hecho de que poco a poco el garífuna se hable menos y se privilegie el creole o el inglés, a la vez que la música que se escucha, sea el rap, o bien el reggae preocupan, aunque lo cierto es que hay en este empleo de la música una vía de subsistencia a la vez que una preservación del patrimonio, aunque esta manera no sea la idónea.

Dentro de
esta ambivalencia encontrada no solo en estos lugares, sino en muchos otros de los que ya habíamos leído o estudiado encontramos que comparten nexos comunes, al principio de este viaje había un interés sobre como las carreteras y como las ciudades y poblaciones se conectan. Pero que fue obvio que hay un problema más grande en las comunidades del Caribe que nos estaba llamando, y este problema fue la condición de las comunidades en la costa del Caribe enfrente de las ideas de modernización y especulación inmobiliaria. En estas seis comunidades, fue obvio que hay una gran diferencia en las comunidades que están en desarrollo, las que habían desarrollado, y las que están en la infancia del “desarrollo”. Este parte del viaje es sobre cómo las comunidades habían lidiando y pueden lidiar con los cambiaos de modernización, especulación inmobiliaria y cómo estos eventos han cambiado y pueden cambiar las fachadas de las comunidades.
Hay un contraste muy fuerte entre las comunidades de México y las de Belice, esta diferencia es más clara y transparente en las comunidades de México en donde desarrollaron una manera muy diferente a las de Belice. Se puede ver esto en todos los aspectos de las poblaciones de los países: en el tamaño de las poblaciones y ciudades en general dónde las carreteras de las ciudades permiten unas comunidades en México que están más dispersas que las de Belice, y las carreteras de las ciudades en México dónde tienen una gran ventaja con los caminos pavimentados, mientras las poblaciones de Belice tienen menos carreteras del mismo nivel con México y muchas carreteras de terracería.

Con las carreteras modernas tenemos ciudades que son más atractiva para los extranjeros quienes quieren comprar las casas de sus sueños, y aquí con esta idea tenemos dos tipos de gente que quieren comprar tierra y casas en estas comunidades: hay personas quienes están parte del boom de la natalidad dónde ellos simplemente quieren comprar sus casas para el retiro y quieren escapar del ritmo de la vida de sus países natales, asimismo hay gente que quiere comprar tierra y casas en nombre de especulación inmobiliaria, estas personas simplemente quieren ganar dinero para sus vidas y en realidad no tienen la intención de vivir en estos lugares.

Con estos tipo de gente tenemos dos áreas que están en conflicto con el otro, por un lado hay un grupo de personas quienes quieren escapar de sus realidades pero que quieren tener sus comodidades del hogar a un buen precio, y en el otro lado tenemos personas que quieren comprar tierra en comunidades que están en del proceso de desarrollar dónde del precio de la tierra es más baratoy los precios de la tierra tienen la capacidad a aumentar en del futuro. Con esto tenemos una esquema para las comunidades, en México, que son más atractivo pora la gente que quiere retirarse, y en Belice dónde el nombre del juego es especulación inmobiliaria y ganar dinero. Con esto en mente es fácil a entender como esas comunidades en la costa de México y Belice, y en todo el Caribe están funcionado.
Otro hecho relevante para poner en tela de discusión el hecho de poner en el ideario del turista marcadores y representaciones culturales al servicio de éste, es la oferta de estos lugares en páginas de internet que utilizan estrategias de mercado y montaje para difundir imaginarios “representativos” de estas culturas. En nuestro contacto con estos lugares, pudimos ver la gran fachada que se construye alrededor de éstos y la gran especulación que, al fin de cuentas, es la que trabaja para hacer de esta empresa un negocio redondo. Lotes o metros cuadrados a la venta o que ya estuvieran vendidos eran un paisaje común y continuo en todas las locaciones visitadas.

Percibimos este fenómeno como una dinámica cargada de violencia. Violencia que trabaja tanto en el paisaje, con la destrucción desmedida de paisajes naturales(Placencia y Mahahual), como en la memoria, en la modificación de representaciones locales en pos de un beneficio económico, al incluir éstas como elementos obligatorios de una canasta básica de venta al turista (Hopkins, Bacalar). Esta violencia vuelve las dinámicas de recepción y aceptación de “invasores” extranjeros un espacio de compra-venta de bienes materiales o materializados, como la cultura, la memoria, la gente y el espacio en sí.

Es obligatorio hacer notar que estas dinámicas surgen por proyectos nacionales o extranjeros que pretenden ubicar a la localidad, cualquiera que fuere, dentro de un mapa de consumo global (globalizado). Esta inclusión geográfica también puede ser considerada como un método violento para alcanzar la “modernidad”.
Todo esto se puede traducir, al fin de cuentas, en una manera contemporánea de contrabando y piratería, misma que percibimos en 4 arístas fundamentalmente. La especulación funciona como la primera de estas aristas y es la que trabaja como centro de mercado, este contrabando de especulaciones que se desplaza extrafronteras, trabaja inmediatamente sobre los compradores y más fuertemente sobre los que son comprados. A unos les asegura una inversión segura a largo plazo y a los otros la esperanza de un modus vivendi esplendoroso y estable; para algunos este contrabando de especulaciones y esperanzas (siguiendo con la célebre frase) funcionará de manera óptima, sin embargo para la gran mayoría el descontento y la desilusión pronto se adueñan de su ya fragmentada percepción de esta modernidad.

Este tráfico da pie a la segunda arista: el contrabando de divisas, el cual utiliza la vulnerabilidad monetaria de estos pueblos para intercambiar sus divisas, en estos lugares, sabiendo de antemano que el rendimiento del dinero invertido por ellos y por los turistas puede y es duplicado por el sistema de cambio monetario y el sistema de impuestos que se maneja en estos lugares. Esto se ve principalmente en el tercer aspecto de este pirataje: el suelo. El cual se vende a manos de inversionistas que ven en el suelo un foco de inversión activa y constante en el cual se pueden prestar los servicios de los locales para favorecer una imagen de un Caribe consumible y rentable para los fines que se propongan, como el turismo alternativo, ecoturismo, tiempo compartido, turismo cultural, turismo sexual, tráfico de drogas y alcohol, etc.
Esto último da paso a la última de estas aristas que envuelven al turista, el tráfico de sexo, drogas y alcohol. El turista busca y encuentra mediante las estrategias antes suscitadas un espacio óptimo para la liberación de su cuerpo y su moralidad. Y sabe que en estos lugares pre-construidos y arraigados en un imaginario de consumo va a encontrar los elementos de fuga de su propio sistema de objetos y valores. Todo esto también aumenta la necesidad de importar estos materiales de distribución (¿ilegal?). Mercado que entra camuflajeado de-noche-por-la-noche, mercado que entra por mar como antiguas naves que trafican con materiales peligrosos, ilegales y, sobre todo, deseados.

Creado por el Grupo Interdisciplinario de Caribbean Cutural Studies de UB en Mérida (Fior, Miguel Ángel, Cosset, Joshua, Rodrigo, Ernesto y Ana) como producto del viaje de investigación a la costa de Chetumal y Belice 2010 dirigido por Dr. José Buscaglia-Salgado.