Thursday, February 4, 2010

Campeche: Una ventana al pasado

Conceptualizar el Caribe de manera geográfica no es tarea fácil. Pero es aún más difícil intentar clasificarlo a partir de su gente. No obstante, gracias a una serie de redes publicitarias, se ha identificado el Caribe con la música “pegajosa”, las temperaturas cálidas y el mar. A pesar de esto, el contexto histórico y definitivamente contemporáneo de ciertas clases, está muy lejos de la imagen paradisíaca de las agencias de viaje.

En los países caribeños podemos encontrar problemáticas que enmarcan un contexto político y económico a partir de posturas raciales muy claramente delineadas. Dichas problemáticas las podemos tomar como tópicos repetidos por todo el Caribe. Para intentar ejemplificarlo tomaremos el estado de Campeche, situado en la península yucateca, al suroeste de Yucatán.

Campeche es un estado rodeado de “belleza colonial” el atractivo turístico de hoy en día, no fue más que centros comerciales y viviendas de gente adinerada, mayormente extranjera. Por ejemplo, toda la zona de zapaterías y comercios, que se encuentran enfrente de la plaza principal, en los años 50’s formaba parte de de uno de los más grandes comercio de Campeche llamado “El puerto de Cantón” , lo más parecido a los centros comerciales que conocemos hoy día, que más bien era un gran almacén de todo tipo de productos.

“El puerto de Cantón” era de José Ham, mejor conocido como “el chino Ham”, “la tienda del chino”, como le llamaban la gente del pueblo, vendía las mejores telas del estado. Las épocas de mayor venta era cuando en los pueblos y comisarías circunvecinas celebraban al santo del pueblo. Telas, voladores, sombreros y zapatos , eran consumidos por el pueblo para la gran fiesta., ya que para estas regiones caribeñas los patrones son muy importantes, sin embargo, los campechanos también aprovechaban su visita para comprar sogas de henequén, cubos, balas (para la cacería), machetes y uno que otros trompos y tira hules para los niños.


A las cinco de las mañana, “la tienda del chino” abría sus puertas de par en par, para los pescadores que se abastecían de barras, cocotasos, mantequilla de carreta y chocolate hecho a mano para el desayuno, antes de salir al mar en sus barquitos con velas de viento, en busca de camarón y jaiba ( muy dado en esa zona).

Podemos encontrar estas historias que nos hablan de la hibridez racial en Campeche como la podríamos encontrar en cualquiera otra sociedad caribeña. Es impresionante como la esencia comercial y cultural puede cambiar dramáticamente en 20 años, y aun con los cambios visibles, en la esencia del pueblo se conservan algunas bases estructuralistas de carácter colonial. Hoy día, en contradicción con el pasado, la pesca del camarón, y la jaiba azul es muy escasa, por lo que, muchos pescadores han abandonado la peca ribereña para buscar nuevas alternativas de trabajo en la ciudad. Es por eso que, caminando por la plaza principal camino a la iglesia, encontramos a los desempleados sentados en el parque desde las seis de la mañana en espera de una entrevista con el gobernador, y a Ena Maria ( la nuera del chino) paseándose por la plaza principal, a los ochenta años para alimentar a las palomas, imaginando “ El puerto de Cantón” con sus hijos jugando en la tienda, y su suegro sentado en el balcón del segundo piso, vista a la plaza principal, con un puro en mano…

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